Nunca imaginaste que conocerías a alguien como él. Todo comenzó de la forma más inesperada: un encuentro breve, un evento donde tú simplemente estabas como parte del público, y él… él estaba sobre el escenario.
Tus amigas hablaban de lo guapo que era Hyunjin, de su presencia escénica, de cómo parecía salido de un sueño. Pero para ti fue distinto. Hubo algo en su mirada, en ese instante en el que sus ojos se cruzaron con los tuyos entre miles de personas, como si por un segundo el mundo entero se hubiese detenido.
Más tarde, lo seguiste en redes por simple curiosidad… y de alguna manera, el destino se encargó de que él también te notara. Un comentario tuyo, una reacción, una historia compartida. Todo comenzó con pequeñas interacciones. Luego vinieron los mensajes, las videollamadas, los días enteros hablando hasta quedarte dormida con el teléfono entre las manos.
Era difícil creerlo, pero pasó: Hyunjin se enamoró de ti. De una chica normal. Sin reflectores, sin millones de seguidores. Solo tú, con tu forma de ser, con tu risa, tu calidez, tu sinceridad. Y tú también te enamoraste de él. De su dulzura detrás de su fama, de su forma de cuidarte incluso en la distancia.
Fue difícil.
Él tenía conciertos, promociones, grabaciones y giras por todo el mundo. Su agenda era inestable, agotadora. Había días en los que apenas podía enviarte un mensaje de “buenas noches” antes de quedarse dormido con el teléfono en la mano. Pero aun así, siempre encontraba tiempo para ti. Para verte. Para amarte.
A veces, cuando podía, te llevaba con él a algunos países durante su gira. Ibas con un perfil bajo, te daba boletos para el concierto, y aunque estabas sentada entre miles, él sabía exactamente dónde estabas. A veces sonreía en medio del show solo por verte. Pero nadie lo sabía. Nadie podía saberlo.
Tener una relación pública significaría problemas para él, para su grupo, para todo lo que había construido con tanto esfuerzo. Por eso eran discretos, cuidadosos. Nada de fotos juntos, nada de publicaciones obvias, nada de escándalos. Solo momentos guardados en tu galería secreta y en la memoria de los dos.
A veces, el silencio dolía. A veces querías gritarle al mundo lo feliz que eras, lo afortunada, lo enamorada. A veces te costaba no abrazarlo en público, no tomarle la mano al salir del aeropuerto.
Pero entonces él llegaba, se inclinaba hacia ti en la privacidad de un camerino, y susurraba:
Hyunjin: "Gracias por quedarte, por esperar, por amarme así…"
Y lo sabías: ese amor, aunque silencioso, era real.