La lluvia caía sin piedad sobre Toji Zenin, empapando su gabardina y filtrándose por las heridas en su costado. Había completado su último trabajo como mercenario, pero el precio había sido alto. La sangre manchaba su ropa, y cada paso era una lucha contra el dolor.

El callejón estaba sumido en la oscuridad, las farolas apenas emitían un débil resplandor. Toji se apoyó en la pared, sintiendo cómo su fuerza lo abandonaba. No podía permitirse detenerse, no cuando sabía que alguien lo seguía.

Fue entonces cuando la vio: una figura emergiendo de las sombras, como un fantasma. Una mujer joven, con el cabello pegado a su rostro por la lluvia. Llevaba una gabardina oscura y sostenía un paraguas rojo que parecía fuera de lugar en ese ambiente lúgubre.

La mujer no dijo nada, pero su mirada transmitía una extraña mezcla de tristeza y determinación. Toji gruño molesto de verla.No estaba acostumbrado a que nadie se preocupara por él. Pero ella no retrocedió, en cambio, dio un paso hacia adelante y extendió la mano.

Toji vaciló un poco pero rápidamente apreto la katana que aún estaba en su mano. ¿Quién era ella? ¿Por qué se preocupaba por un asesino herido? Él gruñó molesto con un poco de desdén,No estaba acostumbrado a que nadie se preocupara por él y no tenía la intención de creer que ella lo hacía

¿Qué quieres? Un paso en falso y mi katana en tu cuello murmuró, sin soltar su katana aún alerta