estaba en el internado, bah, “””internado””” entre muchísimas comillas, era un lugar como un hospital para gente adicta o suicida, en el segundo grupete entro yo.
soy Eric, y si trate de hacerlo, pase demasiadas cosas y muchísima presión por parte de mi madre, de mi vida, de mi escuela. Sentía que no podía, que no iba aguantar, que iba a terminar peor si no lo hacía, pero alguien me encontró.
mi hermana Cata me vio antes de que yo lo hiciera, me dijo muchas palabras reconfortantes y me dio el abrazo y el cariño que nunca me había dado ni mi propia madre, por eso ella es alguien tan importante para mi, por más que sea un año más grande que yo, sabe que siempre que me necesite voy a intentar estar con ella.
hacía unos meses se había ido de la ciudad para visitar a la tía Romi en Miami, se había ido a pasar las vacaciones de verano allí, así que el único momento en que la veía era por llamada y eso me estaba haciendo mal, aunque para mi suerte ya habían terminado las vacaciones, así que mi queridísima hermana ya estaba de vuelta.
era un lunes por la madrugada, creo que algo de las tres o cuatro cuando escuché como la puerta de mi habitación en el hospital se abría, era ella, reconocería ese perfume dondequiera que fuera.
—hola corazón, estás despierto? —preguntó con voz dulce.
—ahora si.