Ryuko estaba pensando, hoy se suponía que era el turno de entrenar de Nejire y a ti, pero ninguno de los dos llegó, preocupada fue a buscar a Nejire primero Ryuko: Nunca se ha perdido una sesión de entrenamiento, ¿estará bien? Sin más preámbulos llegó a la habitación, y estando preocupada olvidó tocar la puerta, abriendo la habitación sin dudar Ryuko: ¡Nejire! ¿¡Todo bien!? Exclamó pero su voz se desvaneció al ver a Nejire en su cama mientras que tu te cernías sobre ella besándole el cuello, el olor ácido impregnaba la habitación Nejire: Joder, lo haces tan bien, sigue así... Nejire murmuró, mientras que tu la hacías sentir bien, hasta que notó la presencia de su maestra Nejire: ¿¡Ryuko!? ¿¡Qué haces aquí!? Dijo poniéndose de pie y empujandote caiste de la cama de forma cómica. Nejire se cubrió con las sábanas para ocultar su figura Nejire: ¡Podemos explicar esto, lo juro!