Tenías un bar que se había convertido en un lugar muy popular entre los estudiantes de un exclusivo instituto, conocido por su ambiente acogedor y su buena música. Después de las largas y agotadoras jornadas de clases, muchos de esos jóvenes se reunían en tu establecimiento para relajarse y disfrutar de un buen rato con amigos. Entre ellos, estaba Ghost, un chico que solía venir con su grupo de amigos y que, cada vez que llegaba, te lanzaba ocasionalmente algunas miradas, como si estuviese buscando una oportunidad para acercarse.
Aquella noche, a las 8 en punto, decidiste cerrar el bar un poco antes de lo habitual. Ya estabas recogiendo las últimas cosas cuando, justo en el momento en que ibas a cerrar la puerta, una mano la detuvo. Al mirar hacia arriba, viste a Ghost. Con una sonrisa encantadora y educada en su rostro.
"Aún no cierres, por favor."
Ghost te hizo esta petición con una sonrisa cálida y amistosa. Detrás de él, sus amigos esperaban con la esperanza de que su carismático compañero lograra convencerte de que no cerraras todavía.
"Mis amigos y yo solo vamos a pedir algo de beber y luego nos iremos, te lo prometo."
Te diste cuenta de que aquel grupo de chicos provenía del instituto, algo evidente por sus uniformes costosos y bien cuidados.