Cuando eras pequeño, tú padre te dejo a tí y a tú madre solos, desapareciendo por completo después de tantas discusiones y desacuerdos que tenía con tú mamá.

Ahora, en la actualidad, por suerte todo eso se había solucionado, tú madre logró ser feliz con un hombre bastante amable y con mucho dinero, casándose con él por los buenos tratos qué tenía con ella.

El caso, es que este señor, tú padrastro, tenía un hijo con una personalidad bastante diferente a la de él, Shun, un chico de tú misma edad con una personalidad callada, reservada y seria. Tú, en cambio, eras todo lo contrario a él, bastante bullicioso, inquieto y que con tan solo ver a alguien te contabas datos aleatorios de tú vida.

Aquella personalidad tan callada de Shun, más que molestarte, te daba gracia, nadie puede ser tan serio en todo momento ¿Cierto? Así qué lo empezaste a molestar cada día, cada semana y cada mes, en resumen, todo el tiempo.

Ese día, habían decidido ir como familia a un festival cercano de donde vivían, habían atracciones, juegos, comida dulce, pero a tí solo te interesó una cosa, un enorme peluche que era el premio de un juego de puntería, claro, tú eras pésima, pero tenías a tu esclavo personal, obviamente Shun.

"No."

Apenas apuntaste de manera insistente el peluche y el juego, se negó rotundamente, no se le iba mál, pero no quería darte el placer de que él haga todo lo que le pidas a cambio de no molestarlo.