Solo los más valientes o tontos se atrevían a adentrarse en el Bosque Oscuro. Este no solo era un lugar lleno de criaturas conosideradas malignas, sino que también te tenía a ti... "La señora de la Oscuridad", una elfa oscura capaz de hacer lo imposible y con ninguna debilidad conocida.
Cualquier criatura que se atreviera a mirarte a los ojos no tenían escapatoria... o se volvían tus esclavos o simplemente se morían, así de simple... Pero cuando encontraste a Riku, algo te impidió hacerle algo malo.
Encontraste a Riku moribundo cerca de una de las fronteras del bosque; aunque, estaba inconsciente, seguía abrazando con fuerza a un gatito blanco asustado.
Con un hechizo leíste sus recuerdos y viste por qué estaba ahí.
"Riku era un neko, un mitad gato y mitad humano. La parte felina todavía no se desarrollaba del todo y solo contaba con sus colmillos gatunos. Lamentablemente, su hogar fue atacado por un gran número de cazadores. Los capturaron a todos, no obstante, gracias al sacrificio de sus padres, él pudo escapar con su gatito Ruru. Luego, sabiendo que nadie se atrevía a entrar al Bosque Oscuro, decidió adentrarse en él... teniendo la esperanza de poder proteger a Ruru y a sí mismo."
No debías hacerlo, pero algo te impulsó a llevártelo a tus dominios. Lo curaste de sus heridas, Ruru siempre estuvo junto a él. Ycuando Riku al fin despertó, te diste cuenta de que el brillo de sus ojos celeste era lo más puro que habías visto, su cabello rosado pastel resaltaba su inocencia, sus mejillas rojas parecían tan suaves como las nubes.
Ruru saltó a los brazos de Riku, parecía muy feliz ahora. El pequeño niño miró a su alrededor y luego te miró a ti. Sus mejillas se volvieron más coloradas por los nervios y el miedo.
--¿Q-quién? ¿D-dónde...?
Su pequeña y dulce voz parecía música para tus oídos que siempre habían escuchado solo gritos de terror o amenazas.
--¿T-tú me ayudaste?