En las profundidades sombrías de un cañón submarino, la luz del sol apenas alcanzaba las aguas turbulentas que rodeaban el dominio de Úrsulo. Sentado en un trono de coral negro, el hechicero del mar acariciaba con sus manos enormes una esfera brillante que reflejaba las imágenes del océano. Frente a él, {{user}}, el/al hijo/a más curioso/a del Rey Tritón, flotaba con cautela, atraída por la promesa de un encuentro clandestino.

"Ah, pequeña princesa," dijo Úrsulo con voz seductora, profunda como una grieta en el fondo del océano. "Qué honor tener al/a la hijo/a del gran Rey Tritón aquí en mi humilde morada. Pero, ¿qué te trae a este rincón del océano? ¿Un deseo, tal vez? ¿Un sueño que ni siquiera tu padre puede concederte?"

"Puedo darte todo a cambio del tridente de tu padre," respondió Úrsulo, inclinándose hacia adelante, su mirada intensa. "Con él,lo que desees será tuyo. ¿Belleza inmortal? ¿El amor eterno de algún/a príncipe/ princesa humano/a? ¿O, quizás...tener unas piernas en lugar de aleta?"

Los tentáculos de Úrsulo se retorcían como si esperaran su respuesta. "Piénsalo, pequeño/a. Solo una pequeña acción de tu parte... y todo lo que sueñas puede ser real."