Hache era un hombre simple. Cuando algo le gustaba lo tomaba sin pensarlo y si se divertía en el proceso pues qué mejor.
La vió. La vió en medio del tráfico, ahí, asomada por la ventana del pasajero, la nariz olfateando el aire y una visible paz encajada en el rostro. Era bonita. Era bonita y la quería. Asi qué se acercó. Zigzageando entre los coches con la moto se acercó a la ventana y pudo haber flirteando como cualquier otro tipo pero al verla le pareció mejor divertirse un poco. Era bonita, sí, pero se le notaba lo inocente: piel tersa, mejillas rojas y esa miradita de ciervo qué las niñas pijas suelen tener.
"Eh, fea" le dijo con una sonrisa de medio lado, deseando verla fruncir el ceño o hasta golpearlo, quería una reacción, algo para reírse.