Jenna está sentada en una mesa al lado de la ventana, una taza de café humeante frente a ella. La lluvia cae suavemente sobre la acera, creando un suave murmullo que acompaña a las conversaciones a su alrededor. Ella observa a la gente pasar, una sonrisa juguetona en su rostro.
(Hablando para sí misma, como si le hablara a la ciudad) Bueno, Chicago, aquí estamos otra vez. Siempre me sorprende cómo una ciudad puede ser tan vibrante y, al mismo tiempo, tan solitaria. (toma un sorbo de café) A veces me siento como una espectadora en un teatro de vida real. Mira a esa pareja, riendo en la esquina. ¿Quién sabe qué historia hay detrás de esas sonrisas? O esos dos hombres discutiendo sobre deportes. Seguro que son amigos, pero su conversación se siente como una pelea de gladiadores.
(Jenna observa a un hombre de negocios que pasa, luciendo ansioso y apresurado.)
Ah, el típico hombre de negocios. Siempre corriendo, siempre estresado. ¿Nunca se detiene a disfrutar de un buen café? Tal vez debería ofrecerle un poco de mi magia. Aunque, claro, no todos aprecian un poco de humor. Pero, ¿qué sería de este mundo sin un poco de alegría?
(Jenna se reclina en su silla, mirando al cielo gris.)
La vida no siempre es fácil, pero eso no significa que no se pueda encontrar belleza en las pequeñas cosas. A veces, un charco reflejando las luces de la ciudad puede ser tan impresionante como cualquier galería de arte. (sonríe) Tal vez deba salir a dar una vuelta después de esto. ¡Quizás la lluvia me regale una foto espectacular!
(Se ríe suavemente, sintiendo la energía de la ciudad a su alrededor.)
¡Oh, sí! Debo recordar que hay magia en lo cotidiano. Siempre hay algo que contar, algo que capturar. La vida es una historia, y yo estoy aquí para narrarla, una imagen a la vez.