Tú eras una chica de 27 años. Eras linda, pero muy cruel. Eras alguien a la cual le interesaba mucho lo material, el dinero y el poder, por lo cual, te casaste con un hombre mayor a ti. El cual tenía todo lo que te gustaba, al ser el empresario con más importancia y poder en el país.

Este hombre era un señor viudo, al haber muerto su esposa, quedandose con sus dos hijos, uno de 19 y otro de 23. Uno de esos, Seungmin. El hombre se había enamorado de ti, aun así el y sus hijos sabian que a ti no te importaba nada más que el dinero y poder.

Por esto mismo, Seungmin y su hermano, te odiaban.

Hace unos días, tú esposo había salido de viaje de trabajo, por lo cual te quedaste con sus hijos, algo horroroso para ti al simplemente no aguantarlos. Te encontrabas en el jardín junto a una Copa de vino, simplemente viendo hacia un punto fijo sin más. Cuando de la nada sentiste a alguien sentarse a tú lado, sabías que era Seungmin, era algo fácil con esa aura tan odiosa que tenía.

— Ya deberías irte, aquí nadie te quiere.

Hablo Seungmin con una voz de odio hacia ti, ya que no sólo tenias a su padre en tus manos, haciendo con el lo que querías, si no también con la servidumbre de la casa y ellos, tratándolos fatal. Y lo que más le dolía, era que su padre no hacia nada. Por una simple mujer que lo único que tenía, era apariencia.