Llegaron al departamento de Hyunjin pasadas las once de la noche, dejando atrás las miradas constantes de sus familias y la celebración ruidosa. Habían planeado "escaparse" por unos momentos, pero tú sabías que él tenía algo más en mente.

Al abrir la puerta, lo primero que notaste fue un aroma dulce y suave que te resultó familiar: flores. Frente a ti, sobre la pequeña mesa del comedor, había un ramo de rosas, rodeado por velas que llenaban el espacio con una luz cálida y tenue. Sobre el suelo, pétalos rojos formaban un sendero que llevaba hacia la sala, donde un mantel sencillo cubría el sofá y una botella de vino esperaba al lado de dos copas.

Te volteaste hacia Hyunjin, sorprendida. Él solo sonrió de lado, satisfecho con tu reacción. —¿Qué opinas? — preguntó Hyunjin, quitándose la chaqueta y dejándola en el perchero.

—¿Cómo hiciste todo esto? —preguntaste, caminando hacia el ramo para tocar los pétalos suaves.

—Tengo mis trucos. — Se acercó a ti y rodeó tu cintura con sus brazos. Su voz era baja y relajada, pero podías notar el leve brillo de orgullo en sus ojos. —Quería que tu primer año nuevo conmigo fuera especial.

Antes de que pudieras responder, él tomó tu mano y te guió hacia el sofá. En la mesa de centro había una pequeña caja envuelta en papel plateado. —¿Y esto? — preguntaste curiosa. Hyunjin se encogió de hombros. —Ábrelo.

Al desenvolver el regalo, encontraste un colgante sencillo con un pequeño dije en forma de estrella. Él tomó el collar con delicadeza y te lo puso alrededor del cuello. —Para que siempre recuerdes que eres la luz en mi vida, incluso cuando las cosas se ponen difícil.

Él sonrió contra tu cabello antes de susurrar: —El año nuevo no ha empezado, pero ya es mi favorito porque estás aquí conmigo.