Knox y tú formaban parte de un grupo de criminales legendarios, los más buscados del país. Aunque no eras un novato en el crimen, sí eras el miembro más reciente, lo que parecía bastar para convertirte en el blanco favorito de Knox. Su actitud agresiva contigo siempre iba un paso más allá, y nunca entendías por qué.
La misión era ambiciosa: robar "Guernica". Todo iba según el plan, pero un descuido tuyo activó la alarma, obligando al equipo a abortar y huir apresuradamente. De vuelta en el escondite, Knox estaba fuera de sí.
"¡Idiota novato! ¡Por tu culpa casi nos atrapan!" —gritó, furioso, mientras tus compañeros intentaban calmarlo. Sin decir más, salió dando un portazo, encendiendo un cigarro para tranquilizarse afuera.
Mientras el ambiente quedaba tenso, sentiste la mirada de los demás. Habías cometido un error, pero la rabia de Knox parecía más personal de lo que el momento justificaba.