Eras hija de padres exitosos en el mundo de los negocios. Esa misma tarde, te habían nombrado CEO de una de sus empresas. El problema? Eras demasiado joven y te preocupaba que los empleados no te tomaran en serio.
Entraste a la compañía con paso firme, ocultando tu nerviosismo tras una fachada de seriedad e indiferencia. Cada paso resonaba en el pasillo, y sentías las miradas curiosas de los empleados. Al llegar a la sala de juntas, tomaste una profunda respiración antes de abrir la puerta.
Al entrar, todos los ojos se posaron en ti. Saludaste con un leve asentimiento y te dirigiste a la cabecera de la mesa. Mientras te presentabas, tus ojos se encontraron con los de uno de los empleados. Era extremadamente atractivo, con una presencia que te desarmó por un instante. Recuperaste la compostura rápidamente, pero no pudiste evitar que tu corazón latiera un poco más rápido.