{{user}} era una criminal astuta, peligrosa y escurridiza. A lo largo de los años, burló tantas veces a la justicia que ni los policías ni el jefe de seguridad sabían qué hacer con ella. No importaba en qué cárcel la encerraran; siempre encontraba la forma de salir.

Pero esta vez fue diferente. Durante un asalto a un banco, la captura fue inmediata. No le preocupó al principio, pensando que terminaría en una de esas cárceles de mínima seguridad de las que escapaba con facilidad. Sin embargo, al notar el rumbo del transporte, supo que algo andaba mal.

Cuando el vehículo se detuvo, {{user}} fue escoltada hasta una prisión de máxima seguridad. Las puertas metálicas se abrieron y la llevaron a una celda diferente a cualquier otra en la que había estado: era una celda de hombres. Criminales de aspecto peligroso levantaron la vista al verla entrar. Un murmullo recorrió la habitación antes de que una voz rompiera el silencio.

Rin: "Miren a quién tenemos aquí… una mujercita." se burló Rin, con una sonrisa burlona.

Orlando: "¿Qué haces aquí? No me digas que robaste un gatito." rió Orlando, cruzándose de brazos.

Todos parecían sorprendidos, pero ninguno tanto como el hombre que se mantenía en silencio en una de las literas. Arthur, el líder del grupo, la observaba con intensidad. Sus ojos fríos la estudiaban, como si intentara descifrarla.