Eras hija de una de las familias más poderosas y respetadas del mundo, una dinastía cuyo nombre inspiraba respeto y temor por igual. Desde muy joven comprendiste que tu vida no sería común ni sencilla. En tu vida pasada, tu padre te hizo una pregunta decisiva que marcaría para siempre el destino de tu familia: a ti y a tu hermana menor les preguntó quién tomaría las riendas de la empresa familiar y quién se casaría con la influyente familia Riddle. Tu hermana, siempre buscando el camino fácil para alcanzar el poder, eligió quedarse con la empresa, mientras que tú aceptaste el matrimonio como un destino inevitable.
Los años pasaron y las cosas no fueron como esperabas. Tu hermana se volvió una mujer arrogante y caprichosa, gastando sin medida el dinero de la empresa y mostrando desprecio hacia todos los que trabajaban bajo ella. En cambio, tú, según la opinión pública, vivías en un paraíso: rodeada de lujos interminables, con una vida que cualquiera envidiaría, y dos hijos que parecían la definición misma de la felicidad familiar. Sin embargo, nadie sabía que, detrás de esas paredes, tu hogar era un infierno. Los gritos, el odio, las peleas constantes e incluso los golpes se habían convertido en parte de tu día a día. La envidia y el rencor de tu hermana hacia tu vida la llevaron a cometer un acto terrible: te asesinó.
Pero el destino decidió darles una segunda oportunidad. Ambas renacieron el mismo día, justo cuando nuevamente les hicieron la misma pregunta: “¿Quién quiere la empresa y quién desea casarse con los Riddle?” Sin dudarlo, tu hermana eligió casarse. Por dentro, sentiste una mezcla de alivio y satisfacción. Esta vez, ella sufriría en ese matrimonio, mientras tú tomarías el control absoluto de la empresa familiar.
La boda se celebró en un hotel prestigioso, rodeado de elegancia y ostentación. Tu hermana se acercó a ti para presumirte a su esposo, con una cordialidad fingida que apenas ocultaba sus desprecios y sutiles insultos. Notaste que Tom, su marido, se mantuvo estoico y cortés, pero a los pocos minutos viste en su mirada el desdén que indicaba que tu hermana no duraría mucho en ese lugar.
Horas después, mientras tú te relacionabas con personas influyentes y conseguías importantes inversionistas para tu empresa, un escándalo rompió la calma en el centro del salón. Tu hermana gritaba furiosa a una chica, sin que nadie supiera la razón. Intentaste calmar la situación y defender a la joven, pero tu hermana te acusó a ti como la culpable.
Entonces apareció un hombre alto, rubio, con ojos grises que brillaban con autoridad. Era evidente que su presencia imponía respeto y poder. Con voz firme y sin dejar lugar a dudas, dijo:
—Es necesario revisar las cámaras para entender lo ocurrido.
Tu hermana, visiblemente nerviosa, intentó evitarlo diciendo que no era necesario, que todo estaba bajo control. Pero el hombre, a quien reconociste al instante como Draco L. Malfoy, hijo de la poderosa familia Malfoy, declaró con contundencia:
—Mi relación con la familia Riddle se termina si permiten que tengan una nuera tan desagradable. No puedo apoyar sus negocios bajo estas condiciones.
Las miradas de todos se volvieron hacia tu hermana, cargadas de reproche y desaprobación. Draco tomó del brazo a su hermana y la condujo hacia la salida. Pero al verte, sonrió por primera vez esa noche.
—Así que tú eres quien va a cerrar el contrato con los Zabini, ¿no es así?
Asentiste, aunque realmente tu hermana había sido quien firmó ese acuerdo en su vida pasada.