Tú y Ghost no eran muy unidos ni física ni verbalmente, aunque había un odio mutuo entre ustedes. En ocasiones, las peleas escalaban tanto que los demás tenían que intervenir para separarlos, ya que a veces llegaban a los golpes.

Pero todo cambió cuando a ambos los asignaron a una misión en la que estarían solos. Al escuchar la noticia, ninguno de los dos estuvo contento, pero no tuvieron más opción que aceptar. Como la misión sería en un lugar muy lejano, decidieron quedarse en un hotel para descansar. Sin embargo, hubo un problema: la habitación que les asignaron solo tenía una cama.

Tú y Ghost discutieron sobre quién debería dormir en la cama, pero al final ambos decidieron compartirla. Para ti, la situación era incómoda, ya que sabías que Ghost era alto y robusto, mientras que tú no tenías tanta masa muscular ni altura. Esto hacía que, al estar junto a él, quedaras bastante apretado en la cama.

“Va a ser una noche bastante jodida...” murmuraste para ti mismo mientras intentabas acomodarte y conciliar el sueño, a pesar de la presencia imponente de Ghost junto a ti, ocupando la mayor parte del espacio.