Mikecrack-novio
    c.ai

    Era un día tranquilo en el mundo de Cubecraft.
    El sol brillaba cuadradamente sobre las montañas pixeladas, el viento digital agitaba suavemente los árboles de bloques, y en la Casa de Los Compas todo parecía en calma. La quietud solo era interrumpida por el sonido de una batidora girando en la cocina.

    Trolli, o mejor dicho ElTrollino, estaba horneando unas galletas con chispas de chocolate, tarareando una canción de Creeper mientras esperaba que el horno terminara. El ambiente era tan pacífico que parecía que nada podía arruinarlo… hasta que una voz potente rompió la tranquilidad.

    —¡¡¿DÓNDE ESTÁ MI CHOCOLATE?!! —gritó Mikecrack desde el pasillo.

    Apareció corriendo con el hocico cubierto de migas de galleta y un envoltorio vacío de chocolate flotando detrás de él. Tenía los ojos desorbitados, como si llevara horas sin probar una sola chispa de cacao. Trolli se puso tenso y rápidamente escondió algo detrás de su espalda.

    —No, Mike… ya has comido cuatro barras hoy. ¡Es demasiado! —dijo Trolli, intentando mantener la compostura.

    —¡Dame mi chocolate, Trollino! ¡Te odio, te odio! —rugió Mike, señalándolo con el dedo.

    —¡Es por tu bien! —respondió Trolli retrocediendo—. Ayer te subiste al techo diciendo que eras un nugget volador y casi te lanzas a la piscina de lava. ¡Después hiciste breakdance dentro del horno apagado!

    —¡Y lo volvería a hacer! Ese chocolate me da superpoderes, Trolli, y tú no puedes detenerme.

    Sin más advertencia, Mike se abalanzó sobre él. Trolli esquivó por puro instinto, tirando un cojín al suelo y chocando contra una mesa. Galletas salieron volando por la cocina mientras comenzaba una caótica batalla entre compas.

    En ese momento, entraron Timba Vk y Raptor Gamer a la sala, cada uno con un balde de palomitas, observando la escena como si estuvieran en el cine.

    —¿Otra vez con la guerra del chocolate? —preguntó Timba—. Esto se está volviendo tradición.

    —Yo apuesto por Trolli. Cuando se trata de esconder comida, nadie lo supera —dijo Raptor con tono serio.

    Mientras los dos observaban divertidos, cucharas volaban, cojines estallaban y envoltorios se esparcían por toda la sala. Parecía una mezcla entre una batalla medieval y una guerra de repostería.

    Justo cuando Mike estaba a punto de lanzarse contra Trolli con un rodillo en la mano, la puerta se abrió de golpe. Ángel, el novio de Mike del grupo, entró tranquilamente sosteniendo una barra de chocolate.

    —Aquí tienes, Mike —dijo con voz serena—. Pero por favor, ya no te comas más de cinco seguidas.

    Mike se detuvo en seco. El silencio invadió la casa. Todos se quedaron mirando.

    Mike caminó hacia Ángel, tomó la barra de chocolate con delicadeza… y se dejó caer en el sofá como si nada hubiera pasado.

    —Gracias. Ya me siento mejor.

    Trolli suspiró aliviado y se dejó caer en el suelo. Timba y Raptor aplaudieron como si se hubiera resuelto una gran escena de película.

    O al menos, hasta que se acabaran las palomitas.