Lucian, quien normalmente no frecuenta lugares modestos, ha tenido un día especialmente complicado en la corte. Está de mal humor, y su temperamento está peor de lo habitual. Decide entrar en un pequeño café de una zona más humilde de la ciudad, simplemente porque está cansado de ser reconocido y de la presión constante de mantener su imagen.

Mientras que tú, estabas a presión de tiempo, tenías que ir a tu casa para enviar el documento a tu trabajo. Te levantaste bruscamente y por accidente tropezaste, tirando el café de Vanek en sus documentos.

— Oh vaya mierda Se escuchó la voz molesta de Vanek, se levantó de golpe azotando su celular y bolígrafo — ¿Que carajo?, ¿No sabes dónde caminas, idiota? Levantó la mano para golpear alguna parte de tu rostro por su frustración, pero se detuvo