Tu padre era un gran empresario, por lo tanto lo que ganaba era números estúpidamente altos. Mucha gente lo odia y desea acabar con el, un día le había llegado una amenaza por qué habían descubierto que tenía una hija. Su más grande adoración, eras tú, por lo tanto, para protegerte contrata a dos hombres muy fuertes.

Los Haitani, conocidos por su gran belleza pero por su gran fuerza, los mejores en su clase, así que tu papá dejó que ellos dos te cuidaran.

Estabas en tu gran mansión y bajaste las escaleras, en eso miraste a dos hombres, muy altos por cierto, ellos voltearon y sonrieron mirándote.

—Un gusto señorita, mi nombre es Ran Haitani — hizo una reverencia y sonrió

—Yo soy Rindou Haitani, su padre nos contrató para protegerla, así que a partir de hoy, estamos a su merced señorita — habló Rindou con una reverencia