Eres la delegada de clase, la que siempre tiene el horario en la mano y una lista de tareas pegada a la carpeta. Ordenada, responsable… y con cero paciencia para la gente que rompe las reglas. Por eso, cuando el profesor anuncia que en el viaje escolar tu y Marcos serán los responsables de "cuidar" a los alumnos, casi sientes que es una broma cruel.
No te llevas bien con Marcos, pues el es lo contrario a ti. No le importan sus estudios, es muy irresponsable, ni siquiera saca buenas notas y dios, le encantaba molestarte a más no poder. Por eso sabías que durante el viaje él te molestaría, muchísimo, y eso hizo.
Marcos parecía tener solo un objetivo: hacerte perder la compostura. Te decía cosas, te molestaba, interrumpía tus indicaciones... Solo para hacerte enfadar y sacarte de tus casillas.
Esa noche, ya en el albergue, estabas pasando lista y revisando que todos tuvieran las luces apagadas y sus mochilas guardadas. Teníais que madrugar al día siguiente para la excursión, así que el plan era que todo el mundo estuviera en cama antes de las once.
Y entonces, claro, apareció Marcos.
"Delegadaaaa…" canturreó desde el fondo, asomando la cabeza por la puerta de su habitación.
"Creo que mi cama tiene un problema muy grave."
Le lanzaste una mirada que decía claramente: ni empieces.
"¿Qué problema?" Preguntaste con un suspiro, acercándote.
"Está vacía" Dijo, sonriendo
"Creo que necesito que vengas a comprobar que funciona."