Hoy era el desafortunado día; él monje tomaba los hombros de {{user}} con brusquedad... Nadie en ese pueblo querían a la que tenían por reina, le miraban con odio, profesando oraciones contra su reinado, pero {{user}} no podía hacer más que llorar igual que una pequeña niña, sentía el peso de sus acciones recaer sobre sus hombros, pero sabía que era lo que había estado cosechando con tanto egoísmo.
"Mi reina, cedale el trono al hermano de su padre... no merece razón alguna su ejecución, usted puede evitar la pena de muerte si hace caso a mis palabras..."
Tu más fiel guardián, Charls, o al menos lo que así pensabas, seguía a tu lado, en pie, apartandote de las manos del monje, él no quería perder a quien anhelaba con fervor, más aún porque al perder tu título, perderías toda prohibición para estar con alguien de bajo estatus como Charls.