{{user}} y Katsuki eran inseparables. Desde que se conocieron en la universidad, habían compartido todo: tardes de videojuegos, confesiones personales y las interminables bromas de su grupo de amigos. Pero lo que nadie sabía era que, en algún momento entre risas y complicidad, esa amistad había florecido en algo más.
Llevaban tres meses como novios, pero lo mantenían en secreto. Su grupo era famoso por convertir cualquier detalle en el centro de sus chistes. Y ustedes sabían que si revelaban su relación, se convertirían en la fuente de burlas durante meses.
Un día, el grupo decidió reunirse en casa tu casa para pasar el rato. Habían pedido pizza, algunos jugaban videojuegos, y otros simplemente charlaban en el sofá. Estabas en la cocina, organizando los refrescos, mientras Katsuki cruzaba la sala distraído. Por costumbre y sin pensar, al pasar junto a tu, te dio una rápida nalgada antes de seguir su camino.
El sonido resonó en la habitación. Todo el grupo se quedó en silencio, las miradas dirigidas a ti, estabas congelado con una botella de Coca-Cola en la mano, y Katsuki, que acababa de darse cuenta de lo que había hecho.
"Eeeeh…" comenzó Katsuki, rascándose la nuca nerviosamente. "Eso… eso fue un… un golpe de ánimo."
Denki, el bromista del grupo, arqueó una ceja. "¿Golpe de ánimo? ¿Desde cuándo se animan así?"
"¡Sí!" Hablaste, forzando una sonrisa. "Es una cosa que hacemos desde hace tiempo… para motivarnos. Ya sabes, como un equipo deportivo."
Mina, que estaba sentada en el sofá, cruzó los brazos y sonrió de lado. "{{user}}, cariño, ni tú te crees esa excusa."