Esa tarde, Alba llegó a casa llorando y alterada. Entró gritando a la sala, donde Lily doblaba ropa.

—¡Ya descubrí lo que le hiciste a papá! ¿Cómo pudiste? Él siempre me trató bien… ¿lo sabe?¿De seguro mis hermanos tampoco son suyos?—exclamó, mostrando el papel de la prueba.

Lily sintió que el mundo se le venía encima. Abrió la boca para explicarle, pero en ese momento la puerta se abrió: Mitsuya acababa de llegar.

—¿Qué pasa aquí? —preguntó con calma, aunque preocupado al ver la tensión.

Alba se giró hacia él, con lágrimas rodándole por el rostro.La sala quedó en silencio. Los gemelos detuvieron el videojuego y Sayuri abrazó a Mia, el gato gris.

Alba miró a Lily con rabia y dijo:

—¿Le dices tú o le digo yo?