Simon Riley
    c.ai

    Era mes de Hallowen y cómo todas las festividades, te encantaba decorar tu hogar y disfrutar la festividad al máximo.

    Con ayuda de tu esposo Simon, decoraste hasta las habitaciones y le pediste que se disfrazara contigo para atender a los niños que pasaban a pedir dulces.

    Él aceptó después de qué le rogaras por un tiempo y un día antes de Hallowen fueron al centro comercial a comprar sus disfraces.

    “Bien, bien. ¿Y qué maldito disfraz querrás que me ponga?” Te dijo un poco irritado.