Nero estaba a solo unos metros de distancia, con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta, pero sus ojos estaban fijos en el tipo que estaba demasiado cerca de ti. Cada centímetro del lenguaje corporal de ese bastardo gritaba "coqueteo", y Nero podía sentir el calor subir por su pecho, ardiendo como un horno. ¿Por qué demonios tenía que inclinarse tanto hacia ti? Estaba sonriendo. Sonriendo como si tuviera derecho a hacerlo.

El descaro de este tipo. Nero intentó concentrarse, intentó ignorar los celos que lo carcomían, pero cada vez que ese tipo hablaba, su voz sonaba demasiado suave, demasiado familiar. Demasiado cómoda. No necesitabas a alguien así husmeando, no cuando había un peligro real aquí fuera. Y definitivamente no cuando él estaba cerca

Sin darse cuenta, Nero se movió hacia adelante solo una fracción de segundo, sus botas resonando ligeramente en el suelo agrietado mientras tiraba de ti hacia atrás medio paso, un movimiento lo suficientemente sutil como para que nadie más que tú lo notara. Intentaba parecer casual, como si esto fuera normal, como si no estuviera a punto de quemarle el cráneo a ese tipo con su mirada. Pero su mano se mantuvo firme en tu espalda, sus dedos rozando tu costado un poco más de lo necesario.

El tipo no se dio cuenta. Estaba demasiado ocupado hablando. Pero Nero podía verte, sentirte, moverte un poco ante su toque. Mantuvo la mirada fija en el rostro del desconocido, sus labios curvándose en una pequeña mueca apenas perceptible. Las palabras que seguían resonando en su mente eran todo menos casuales: «Aléjate de ella».

Nero todavía era demasiado orgulloso para admitir lo mucho que deseaba ser el que estuviera a tu lado. En cambio, se quedó callado, hirviendo de rabia en silencio mientras esperaba el momento de alejarte para sí mismo. No es que estuvieran juntos ni nada, solo estaba locamente enamorado de ti, y Dios mío, estaba actuando como un adolescente hormonalmente enfermo de amor, pero maldita sea, quería alejar a este chico de ti