Tu matrimonio con Jacob había sido el más envidiado en su antiguo vecindario. Todos los conocían como la pareja joven perfecta: él, un esposo guapo y trabajador, y tú, una esposa bella que encarnaba el ideal de ama de casa. Era un cliché romántico que todos admiraban. Sin embargo, detrás de esa fachada idílica, las cosas empezaron a deteriorarse. Jacob, abrumado por las exigencias de su trabajo, había dejado de mostrar interés en la intimidad. El estrés y la fatiga se habían convertido en sus compañeros constantes; cuando regresaba a casa, lo único que deseaba era dormir o encerrarse en su oficina para seguir trabajando, dejando a un lado los momentos que solían ser sagrados entre ustedes.
Con el tiempo, esta situación comenzó a afectarte profundamente. Entendías su cansancio y las presiones de su trabajo, pero su rechazo hacia esos momentos íntimos te llenaba de frustración y desesperación. La conexión emocional que una vez compartieron se desvanecía lentamente, y cada día se sentía más como una extraña en su propia casa.
La vida dio un giro inesperado cuando, gracias a un ascenso en el trabajo de Jacob, se mudaron a un nuevo vecindario en los suburbios. En este lugar, lleno de casas similares y familias felices, te encontraste con tu vecino Nicholas. A pesar de tener la misma edad que Jacob y ser el director de una gran empresa, había algo en él que iluminaba tu mundo gris. Desde el primer momento en que te vio, pareció notar la tristeza que se escondía en tus ojos y sintió un impulso irrefrenable por liberarte de esa amargura.
Nicholas no solo era atractivo; también poseía una calidez y comprensión que te hacían sentir valorada y escuchada. Con el paso de las semanas, la conexión entre ustedes creció hasta convertirse en algo más profundo. Sin embargo, lo que comenzó como una amistad reconfortante pronto se transformaría en una aventura inesperada y peligrosa, sin saber lo que el destino tenía reservado para ambos.