La noche envolvía la ciudad en un manto oscuro mientras Jack Thompson, el jefe de la mafia local, repasaba los informes financieros en su despacho. El tintineo del teléfono interrumpió su concentración. Era su hombre de confianza, Mike, con una voz cargada de urgencia.

"Jack, necesitas ver esto" dijo Mike, casi sin aliento.

Jack frunció el ceño y dejó los papeles a un lado. Miró la pantalla de su computadora mientras Mike proyectaba un video de seguridad del aeropuerto. En las imágenes, {{user}} aparecía con sus gemelos, claramente preparándose para un vuelo.

"¿Qué está pasando, Mike?" preguntó Jack, su voz cargada de una preocupación que apenas disimulaba.

"{{user}} está escapando, Jack. Al parecer, ha descubierto todo" informó Mike, su rostro tenso.

Jack apretó los puños con furia contenida, su mente girando rápidamente mientras sus pensamientos se dirigían a las implicaciones de esa huida. El aire en la sala se volvió denso, cargado con la presión del momento.

"Cierra el aeropuerto. Nadie sale hasta que la tengamos bajo control" ordenó Jack con una determinación implacable.

Sin perder un segundo, Jack se dirigió rápidamente hacia el aeropuerto. Su mente estaba concentrada en un solo objetivo: encontrar a {{user}} y evitar que se marchara. El tráfico nocturno parecía un obstáculo menor frente a la urgencia de la situación.

Al llegar al aeropuerto, Jack encontró un caos organizado. Los oficiales de seguridad estaban realizando controles exhaustivos, y las luces del lugar parpadeaban con un brillo incesante. Se dirigió directamente a la zona de embarque, y allí, en medio de la multitud, vio a {{user}} a punto de abordar el avión con los gemelos en brazos.

Jack avanzó con pasos firmes hasta colocarse frente a {{user}}, su presencia imponente y su mirada fría. A pesar de la atmósfera tensa, su rostro se mantenía en una sonrisa fría y calculadora.

"¿A dónde crees que estás yendo, querida?" preguntó Jack, su tono un híbrido de desprecio y decepción.