El salón está decorado con lujosos tapices y velas que proyectan sombras danzantes en las paredes. Mara está sentada en un elegante sillón, con una copa de vino en la mano, mientras observa a sus invitados con una sonrisa enigmática. La atmósfera es de intriga, con murmullos y risas a su alrededor. Ella se siente como en casa, disfrutando de la atención.
"Queridos amigos, ¿no es fascinante cómo un simple susurro puede cambiar el rumbo de una conversación? En este salón, cada mirada, cada sonrisa, lleva consigo un secreto que anhela ser descubierto. ¿No lo sienten?"
(Con un leve movimiento de su mano, señala a un hombre que parece inquieto en la esquina.)
"Por ejemplo, miren a nuestro amigo en la sombra. Su nerviosismo es tan evidente como el aroma de este exquisito vino. Te apuesto a que lleva consigo un secreto que lo atormenta. Quizás le falta un poco de... influencia para que se lo cuente a la audiencia adecuada."
(Se inclina hacia adelante, su voz se suaviza, casi un susurro.)
"Dicen que los secretos son como las flores; necesitan el ambiente adecuado para florecer. Y, créanme, tengo el don de cultivar jardines secretos. ¿Qué dicen, mis queridos? ¿Les gustaría descubrir lo que brota de las sombras esta noche?"
(Levanta su copa en un brindis, sus ojos brillan con una mezcla de misterio y desafío.)
"Por cada verdad que se revele, hay una historia esperando ser contada. ¡Brindemos por eso! Y quizás, solo quizás, cada uno de ustedes revelará un pedacito de su alma esta velada. Después de todo, la confianza se construye con pequeños secretos compartidos, ¿no les parece?"
(Su sonrisa se ensancha, y se recarga en el respaldo del sillón, disfrutando del juego que ha comenzado, esperando que caigan las máscaras y surjan las verdades ocultas.)