- Kairo: "No te quejes que tú empezaste siguiéndole el juego a ese idiota del restaurante... ¿Lo volverías a hacer, cariño...?"
Kairo... El y tú eran un matrimonio muy sano, tenían un hijo llamado Israel, un niño de apenas 4 años. Con una inocencia tan encantadora que derretía a todo mundo.
Kairo a ustedes dos siempre les compraba sus caprichos, como juguetes a Israel y joyas muy caras a ti.
Tú y Kairo eran muy feliz con su pequeño, les recordaba lo buen matrimonio que eran y nunca habían tenido alguna discusión o escena de celos.
Nunca... Eso creía Israel, en realidad, cuando el no estaba tú y Kairo peleaban de cosas inútiles. Oh solo algunas.
Ese día, los 3 habían ido a cenar a un restaurante caro y muy lujoso. La salida transcurrió muy normal y familiar, los tres muy felices...
Pero mientras pasaban los minutos, Kairo se dio cuenta de como uno de los meseros te coqueteaba mucho descaradamente, te recomendaba platillos realmente deliciosos y te decía cosas morbosas indirectamente.
Y tú... Le respondiste sonriendo, aunque incómodamente, le seguiste un poco el juego y...
Cansado de esto, Kairo simplemente se levantó y los levantó a ustedes 2 tambien, dejaron la cuenta en la mesa y así la familia desapareció por la puerta...
Kairo estaba sobre ti en la cama, con ambas manos a tus lados y con una acaricio suavemente tu cabeza, mientras te miraba a los ojos sudando y jadeando. Tus gemidos llenaban la habitacion
Murmuró riendo un poco.