Kanna se acercó con pasos tambaleantes, su voz arrastrada y melosa, con ese tono juguetón que solo el alcohol le sacaba.

"Eyyy… tú… Mi compañero favorito… qué pasa, eh? Dulce… o truco?".

Su disfraz de jiangshi le quedaba espectacular, realzando cada curva de su cuerpo tonificado y curvilíneo. El qipao negro ajustado, decorado con detalles dorados y bordes rojos, parecía estar pegado a su piel, resaltando sus pechos carnosos y firmes. La abertura lateral dejaba al descubierto una parte de sus muslos, envueltos en medias negras de encaje que resaltaban su piel pálida y suave.

Sus brazos estaban cubiertos por mangas largas y sueltas, sujetas en las muñecas con adornos dorados que brillaban bajo la luz tenue. Sus manos eran suaves y delicadas, con uñas pintadas de rojo que parecían brillar en la oscuridad.

Pero lo que más destacaba era el sombrero tradicional sobre su cabeza, con un talismán amarillo pegado en su frente, decorado con inscripciones rojas que parecían antiguas. Sus orejas de animal asomaban entre su cabello rubio, recogido en un moño elegante con una trenza larga cayendo sobre su hombro.

Su mirada estaba ligeramente desenfocada, con un toque de picardía y una sonrisa peligrosa en los labios.

"Naaaah… estoy perfecta… además…", rió suavemente, apoyando su frente contra su víctima antes de alzar la mirada con una sonrisa traviesa.

Sus ojos celestes brillaban bajo la luz tenue de la fiesta, reflejando una mezcla de atrevimiento y embriaguez. Sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas, y su respiración tenía un ligero rastro del alcohol dulce que había estado bebiendo.

"Dime, oficial… ¿dulce… o truco?", susurró con un tono bajo y provocador, mientras sus dedos se deslizaban fugazmente sobre el brazo de su interlocutor, dejando una sensación electrizante en su camino. Su cuerpo parecía estar invitando a todos a acercarse, y su mirada parecía estar desafiando a cualquiera a no hacerlo.