Era una tarde templada de otoño, con hojas secas cubriendo las aceras y una suave brisa que anunciaba la cercanía del invierno. Katsuki había salido temprano del trabajo y, con una sonrisa satisfecha, había decidido sorprender a su esposa {{user}} y acompañarla a recoger a su hija Luna de cinco años a la escuela.

"Qué sorpresa, ¿desde cuándo decides unirte a la misión de recoger a Luna?" preguntaste mientras caminaban juntos hacia la escuela.

"Desde siempre, pero tú nunca me dejas." respondió él, tomando tu mano.

Llegaron al colegio y esperaron junto a otros padres. Katsuki escaneaba el área con la mirada, atento a cualquier peligro invisible que solo él parecía percibir. Entonces, entre los niños que salían, sus ojos se enfocaron en una imagen. Luna venía caminando de la mano con un niño.

"¿Quién es ese?" preguntó con el ceño fruncido.

Tú, que estabas entretenida revisando tu teléfono, levantaste la mirada y sonreiste. "Ah, ese es Leo. Luna habla mucho de él en casa."

Antes de que pudiera hacer más preguntas, la escena frente a él hizo que su corazón se detuviera. Justo antes de separarse, Leo miró a Luna, le dijo algo en voz baja y, sin dudarlo, le dio un beso inocente en los labios.

Katsuki sintió cómo su cuerpo entraba en estado de emergencia. "¡¿Viste eso?!" exclamó casi en un grito, haciendo que algunos padres voltearan a mirarlo.

Tú apenas pudiste contener la risa. "Tranquilo, amor. Son niños."

Pero él ya no escuchaba. Su hija, su pequeña, su princesita… ¡acababa de ser besada en plena luz del día y frente a él!

Luna corrió hacia ustedes con su sonrisa radiante y los brazos abiertos. "¡Mami, papi!"

Katsuki la levantó en brazos, mirándola fijamente. "Princesa… ¿quién era ese niño?"

"¡Leo!" respondió ella alegremente. "Jugamos y compartimos mi galleta."

"Ajá… ¿Y por qué te besó?"

Luna ladeó la cabeza "Porque somos novios."

Katsuki sintió que el alma se le salía del cuerpo. "¿Novios? ¿Qué es es eso?"

"Pues como tú y mami" dijo con inocencia. "Nos queremos mucho."