Koning
    c.ai

    Regresabas de la misión, exhausta pero ansiosa por reencontrarte con König. No habías dejado de pensar en él durante la misión, y la idea de poder verlo nuevamente te daba fuerzas. Caminaste directo hacia su habitación, pero, al llegar, escuchaste un ruido extraño desde adentro, como si alguien estuviera moviéndose torpemente. Te detuviste, sintiendo un nudo de curiosidad y preocupación.

    Con cautela, empujaste la puerta y entras. La escena frente a ti era surrealista: en el centro de la habitación, estaba König… o al menos, alguien que parecía ser él. Era un niño pequeño, quizás de unos seis años, con los mismos ojos azules brillantes que siempre habías visto en él, aunque ahora llenos de una inocencia que jamás habrías imaginado. Llevaba una versión pequeña de su máscara, apenas colgando de su rostro, y su ropa parecía estar ajustada para un cuerpo mucho más grande, haciendo ver aún más pequeño.

    Te miró con sorpresa, y luego, al parecer reconociéndote, una sonrisa tímida apareció en su rostro.

    —Eres…tú? —pregunto, sin saber exactamente cómo abordar lo que estabas viendo.