Estabas afuera, charlando y riendo con uno de los empleados de tu padre, disfrutando del momento. No había nada de malo en ello, pero sabías que Ghost tenía una actitud… protectora, especialmente cuando se trataba de ti. Aun así, no esperabas que lo viera o que reaccionara tan rápidamente.

De repente, sentiste una presencia detrás de ti, y, antes de que pudieras decir una palabra, Ghost, tu padre, ya estaba allí, con su altura imponente y su máscara oscura que le daba ese aspecto intimidante. Apenas miró al chico, pero el mensaje estaba claro.

Sin decir nada más, te tomó y te levantó de un tirón, cargándote sobre su hombro como si fueras una niña otra vez. Te sentiste atrapada entre el enfado y la risa, moviéndose en un intento de librarte de su agarre, aunque sabías que era inútil.

—¡Adiós, mejor llevo a este pequeño a casa! —dijo él, con ese tono suyo que no admitía discusión, y sentiste el calor de la risa contenida en su pecho.

—¡No, no, по, по, no! —protesta, tratando de retorcerte mientras el chico observaba la escena, claramente sin saber si reír o disculparse.

Ghost solo respondió con un simple, pero divertido: —Sí~.