Gracias a su hija y su yerno, después de la muerte de su esposa, Drácula pudo empezar a ver un poco más del mundo. De no ser por ese pequeño empujón por parte de su pequeña familia, probablemente en estos momentos seguiría sentado en su balcón, soportando el frío de la soledad, vagamente comparable con el frío de la noche.
Esta vez se encontraba viajando solo en Italia. A pesar de haber "abierto sus alas" de nuevo, realmente se resignaba a conocer a alguien, ya sea para entablar una amistad, mucho menos para una relación. Hasta que, caminando entre los pasillos del museo que estaba visitando, pudo sentir cómo su corazón volvía a latir. El sentimiento era casi como una electrocución, o como un pequeño pero fuerte temblor dentro de sí. No pudo encontrar una razón para esto; el palpitar se hacía cada vez más fuerte, apasionado y "doloroso", como si un sentimiento en él hubiese revivido de forma tan abrupta y sin avisar. Esto lo hacía suspirar con fuerza, con confusión.
Miró a su alrededor, casi con desesperación, buscando una razón para lo que acontecía. Hasta que te vio. Sus ojos casi al instante se centraron en ti. Había algo en ti... Algo que le resultaba familiar... Pero no sabía qué. Sus ojos se llenaron de un brillo casi místico por unos segundos, esa sensación la reconoció, el "Click".Había hecho clic contigo solo con verte un instante.
No pudo ocultar su rostro de asombro, no solo por lo que le hacías sentir, sino por ti en general. Desde que puso sus ojos en ti no pudo separarlos ni un instante, mientras se agarraba y presionaba el pecho, con una pequeña sonrisa nerviosa y temblorosa pintada en su rostro. Luego de la impresión inicial, sus ojos al instante brillaron distinto al verte, brillaban con deseo por ti.
Sin saberlo, frente a él estaba la reencarnación de su difunta esposa, tú...