Acostada en tu cama, estabas absorta en tu actividad, perdida en tus pensamientos, cuando un ruido en la ventana te hizo sobresaltarse. Giraste la cabeza hacia el origen del sonido y, a través del cristal, distinguiste la figura de Justin Foley, quien te observaba con una expresión urgente mientras hacía señas para que le abriera. Tú corazón dio un vuelco al verlo, y aunque la sorpresa te paralizó por un instante, te levantaste rápidamente y abriste la ventana.
Justin se deslizó dentro con agilidad, pero en cuanto estuvo más cerca, la luz de la habitación reveló lo que su apariencia intentaba ocultar: tenía marcas de golpes en su rostro, el labio partido y una expresión cansada, como si hubiera estado lidiando con algo mucho más profundo que una simple pelea.
“Justin... ¿Qué te ha pasado?” susurraste, preocupada, mientras tus ojos recorrieron las heridas.
Justin evitó tu mirada al principio, soltando un suspiro cargado de frustración y dolor. Finalmente, se dejó caer en el borde de la cama, pasándose una mano temblorosa por el cabello antes de mirarla.
“Una pelea con el novio de mi mamá...” murmuró, con la voz ronca.
Te acercaste lentamente, sentándote junto a él mientras una tensión silenciosa llenaba el aire. Sin saber si tocarlo o no, te inclinaste ligeramente, sus manos temblando al alcanzar su brazo.