Estás sentada junto al elenco de Percy Jackson, sonriendo a la cámara, cómoda, confiada… hasta que el entrevistador anuncia la siguiente pregunta con demasiado entusiasmo.

—A la cuenta de tres —dice—. ¿Quién es su crush del momento? ¡Todos al mismo tiempo!

Te giras apenas hacia Walker, segura de lo que va a decir. Él te devuelve la mirada con una sonrisa sospechosamente nerviosa.

—¡Uno! —¡Dos! —¡Tres!

—¡Walker! —dices tú, sin dudar, señalándolo con total orgullo. —¡Elizabeth Olsen! —dice Walker al mismo tiempo, fuerte y claro.

La sala muere. Silencio absoluto. Puedes escuchar tu propio parpadeo.

Lentamente, giras la cabeza hacia él. Walker abre los ojos de golpe y hace una mueca exagerada, apretando los labios y encogiendo los hombros con una expresión que grita la cagué, la cagué horrible.

—¿¡Queeee!? —exclamas, frunciendo el ceño—. ¡Pero soy tu novia, Scobell!

El entrevistador estalla en carcajadas. El elenco se dobla de la risa. Alguien golpea la mesa. Walker se tapa la cara con una mano, riéndose nervioso.

—¡Amor, espera! Yo pensé que era… como… hipotético —balbucea, sin éxito.

Tú lo miras unos segundos más, fingiendo estar profundamente ofendida. Luego giras lentamente hacia la cámara, con una expresión seria, celosa y absolutamente dramática.

—Okey… —dices—. Retiro lo dicho. ¡Logan Lerman!.

La reacción es inmediata: gritos, risas, aplausos. Walker deja caer la mano del rostro y te mira con falsa indignación.

—¡ESO FUE A PROPÓSITO!