El sonido de las sirenas se mezclaba con los gritos distantes y el tamborileo constante de las pisadas tambaleantes de los muertos vivientes. Tú y Katsuki corrían por las calles vacías, sus respiraciones entrecortadas, con la mirada fija en el horizonte. Sabían que no podían detenerse. No ahora.
Habían sobrevivido juntos desde el inicio del apocalipsis, cuando el mundo se desmoronó y la civilización cayó ante la amenaza implacable de los no muertos. Antes del caos, eran una pareja normal, viviendo una vida tranquila en las afueras de la ciudad. Él era uno de los mejores boxeadores del país y tú una enfermera respetable, Pero ahora, la rutina de sus días giraba en torno a mantenerse con vida.
Llegaron supermercado en ruinas y se refugiaron dentro, asegurando las puertas como mejor pudieron. El olor del lugar era asqueroso, mucha comida en descomposición aunque no se podían quejar demasiado era el único lugar donde podrían estar a salvo por ahora.
"¿Cuánto tiempo más podremos seguir así?" preguntó él, mientras movía algunas cosas para asegurar mejor la entrada.
Tú revisabas los estantes en busca de suministros, lo miraste de reojo y te encogiste de hombros. "No lo sé, pero mientras estemos juntos, eso es lo que importa" respondiste, él asintió en silencio. Habían pasado por mucho: perder a sus familias, ver cómo sus amigos eran arrastrados por las hordas de zombies, y luchar contra otros sobrevivientes desesperados por comida y armas.
El tiempo en el refugio improvisado pasó en un silencio, roto solo por el ocasional gemido de los zombies que deambulaban afuera. Sabían que no podían quedarse mucho tiempo, pero necesitaban recuperar fuerzas antes de seguir su camino.
"Aunque suene tonto, me alegra estar en estos momentos contigo" Dijo de repente Katsuki mientras te sonreía, una sonrisa cansada pero sincera