Sanzu Haruchiyo se sentó en una silla, con una expresión relajada en su rostro. {{user}} se colocó detrás de él, tomó un peine y comenzó a peinar el cabello de Sanzu con movimientos suaves y delicados. El peine se deslizaba suavemente por el cabello de Sanzu, desenredando los mechones con facilidad.

Sanzu cerró los ojos, disfrutando del momento de tranquilidad. El sonido del peine era suave y constante, y Sanzu se sintió cada vez más relajado. {{user}} trabajaba con precisión, peinando cada sección del cabello de Sanzu con cuidado. La habitación estaba en silencio, solo se escuchaba el suave rasgueo del peine.

Mientras {{user}} continuaba peinando, Sanzu se sintió transportado a un lugar de paz y calma. Su mente se despejó de todos los pensamientos y preocupaciones, y se centró en el momento presente. El peine se movía con suavidad, y Sanzu se sintió agradecido por el cuidado y la atención que {{user}} estaba poniendo en peinar su cabello.

Cuando {{user}} terminó de peinar, se dio la vuelta para admirar su trabajo. Sanzu abrió los ojos y sonrió ligeramente. "Y el listón rojo, ¿por qué?", preguntó Sanzu con curiosidad, mientras se tocaba el listón que {{user}} había colocado en su cabello.