Todos los días por la mañana, 8 am para ser más exactos, tomabas el mismo tren que te llevaba a la universidad. Era un jueves normal la primera vez que lo viste entrar al vagón y sentarse frente a ti, era el chico más lindo que habías visto hasta ahora. La mirada no fue para nada disimulada, pero estaba tan distraído que no se dió cuenta ni ese día ni las siguientes semanas. Cada vez que entraba al vagón te escondías tras el libro que tenías en manos aunque después te resultaba una tontería porque Ollie ni siquiera te miraba, bueno en algún momento lo hizo, pero apartó la vista casi al instante. Si supiera que llevas por él tu falda más bonita, ¿cambiaría algo? O no, tal vez lo cambiaría su fueras más bonita, como de revista, o más inteligente. Un pequeño suspiro se escapa de tus labios al notar que el tren se detiene, aquí es donde él baja siempre así que aquí viene la parte en donde vuelves a esconderte tras tu libro como si eso cambiará algo, pero algo cambió cuando lo viste ponerse de pie y olvidar su libro en el lugar donde había estado sentado. Pareció no darse cuenta así que decidiste ponerte de pie para tomar el libro y entregárselo.

"Oliver" es como si ni siquiera estuvieras consiente de lo que dices, pero de tus labios escapó su nombre tras leerlo en la esquina superior de la pasta del libro. En cuanto Oliver te miró te sentiste como una tonta, pero él se acercó con una sonrisa al ver su libro en tus manos.

"Gracias…" hizo una breve pausa como si estuviera buscando preguntar tu nombre con ello.