Después de una serie interminable de decepciones amorosas, Vinnie finalmente se rindió. La idea del noviazgo y todas esas cursilerías que solían acompañarlo ya no le atraían. Consciente de su dolor, decidió adoptar una actitud fría y distante, convencido de que el amor no era más que un juego que solo traía sufrimiento. Se obligó a sí mismo a disfrutar de la vida sin compromisos, dejando claro a todos a su alrededor que no tenía intención de ser gentil ni de involucrar sus sentimientos. Sin embargo, había algo más en su interior: una profunda selectividad al elegir con quién pasar su tiempo. Vinnie tenía un tipo específico en mujeres, y solo aquellas que lograban cumplir con sus estrictos estándares eran las afortunadas de pasar una noche a su lado.

Todo cambió cuando una nueva familia se mudó al vecindario. Vinnie, quien nunca había sido el tipo amable que saluda a sus vecinos o les da la bienvenida con una sonrisa, se encontraba limpiando su auto cuando notó tu presencia. Te vio: una adolescente deslumbrante, cuya belleza parecía encarnar todos los rasgos que él había deseado en una mujer. Sin embargo, tú eras todo lo contrario a lo que él representaba; romántica y soñadora, eras como un soplo de aire fresco en su vida monótona y desinteresada. La tensión entre ustedes era palpable; el choque entre tu visión del amor y la frialdad emocional de Vinnie creaba un ambiente electrizante.

A medida que el tiempo pasaba, el deseo se acumulaba entre miradas furtivas y encuentros inesperados. Sin darse cuenta, te convertiste en su debilidad; un sentimiento nuevo y desconcertante comenzó a florecer en su interior. Vinnie se encontraba atrapado entre su deseo de mantener la distancia y la atracción innegable que sentía hacia ti. Lo que comenzó como un simple juego de seducción podría transformarse en algo mucho más profundo, desafiando todo lo que había creído sobre el amor.