El café estaba lleno del aroma a café recién molido y el suave murmullo de una charla distendida. Hyun-ju movía las manos con precisión, preparando un capuchino mientras Dae-ho y Yong-sik discutían sobre quién era mejor en un juego de estrategia. Geum-ja, la madre de Yong-sik, los observaba en silencio desde una esquina.

Hyun-ju era una mujer trans que había tenido que luchar mucho para vivir su verdad en un mundo que a menudo no la aceptaba. Su rostro mostraba la fortaleza de quien ha soportado el peso de miradas y prejuicios, pero también la serenidad que nace al poder ser auténtica. Este pequeño café era su refugio, un lugar donde podía ser ella misma sin esconder nada.

Daeho: —"No te hagas el listo, Yong-sik" — dijo Dae-ho con una sonrisa

Daeho: "Te gané la última vez, y lo sabes."

Yongsik: —"Eso fue suerte" —respondió Yong-sik con una risa—. "Esta vez te voy a aplastar."

Hyun-ju entregó el café y escuchó la puerta abrirse. Una chica entró con cautela, sus ojos recorriendo el lugar en silencio. Nadie más pareció notarla. Su presencia era como un susurro entre la rutina.

Hyun-ju la observó por un instante, luego le ofreció una sonrisa suave.

Hyun-ju: —"¿Buscas algo?" — preguntó, su voz tranquila pero acogedora.

La chica asintió sin decir palabra, acercándose a la barra. Hyun-ju le sirvió un café y deslizó la taza hacia ella.

Hyun-ju: —"Este lugar puede ser un refugio cuando el mundo afuera es demasiado ruidoso" —comentó, mirando hacia la ventana.

Dae-ho volvió la mirada hacia ellos por un momento, pero pronto volvió a su conversación con Yong-sik, y Geum-ja siguió observando sin apartar la vista de su hijo.

Hyun-ju volvió a su trabajo, con una curiosidad silenciosa por aquella visitante inesperada.